Monday, June 04, 2007

La condensación de la tristeza

Cuando te levantas estás tan sumamente dormido que no eres consciente de la tristeza que te habita. Así que te pones los cascos, para poderte centrar en la música y no pensar. Entonces llegas al trabajo, lugar en el que te pones a destajo para no pensar, para no sentir la tristeza. Pero, aunque no la quieras ver, sigue ahí, y con esta cortina de humo, lo único que haces es acumularla en algún punto de tu maltrecha cabeza.

Y charlas, y ríes, pensando que eso te hará bien. Pero es una risa instantánea, en algunos casos forzada para tratar de combatir la tristeza que te va poseyendo. Por fin llega el fin de tu jornada laboral, esas horas en las que tratas de perder a tu tristeza para que no te encuentre. Pero notas como se te pega otra vez, y tratas de hacer alguna actividad después del trabajo, quizá para que tu tristeza disfrute también de lo que intentas hacer, aunque tú lo disfrutes menos que ella. Pero cualquier esfuerzo es inútil, la tristeza se sigue acumulando, y cada vez la notas más. Y es, cuando llegas a casa y te despojas de todo ese esbozo inservible de coraza, cuando en realidad, probablemente impulsado por los rayos de la luna, que se te clavan como cristales en las pupilas, llega la condensación de la tristeza, y comienza a gotear por tus mejillas. Eso quiere decir que la tristeza dentro de ti ha llegado a su límite, y necesita expulsar parte de ella para hacer hueco a la que vendrá mañana.

0 Comments:

Post a Comment

<< Home