Qué caló!

Por dios!! Cómo arrecia el veranito!! Y claro, servidor que está trabajando para una empresa de calidad y con fama mundial por tratar bien a sus empleados, para que vayamos más fresquitos nos hacen ponernos un trajecito con su camisa y su corbata, todo muy fresquito. Cuando sales de casa te entran ganas de incorporar cubitos de hielo a toda tu ropa. Y claro, bendito transporte público, que permite estar comodísimas 5 personas en 1 metro cuadrado. Que puedes desparasitar la cabeza del que tienes al lado con tus dientes! Y como el metro de Madrid vuela, pues tiene que aterrizar en cada estación, porque se tira siglos parado entre las estaciones, sé de buena tinta que están experimentando con nosotros, nos están convirtiendo en los superhombres que auguraba Friedrich Nietzsche, capaces de resistirlo todo.

Ya llega uno a su destino, y cuando sale del metro dice: "Y para qué cojones me he duchado yo antes de salir?". Pero bueno, ya estoy en mi lugar de trabajo, con el aire acondicionado. Si, claro! Acondicionado a que te mueras de calor, que parece que estoy en una fundición. Mañana compraré un pollo a ver si se puede asar a temperatura ambiente.

Y como soy un ser privilegiado, mi horario de verano se ha visto trastocado ligeramente, y ya salgo sin tiempo de ir a la piscina. Todo muy estupendo. Solo falta que salga una ley que me obligue (sólo a mi, claro) a ducharme con agua hirviendo.

Soy feliz (sic).